Violett medio viva

Se había decidido a caminar por la vieja ciudad natal, su ciudad. Aquella que guardaba los tonos de su voz aun frescas y dulces de cuando tocaba y cantaba "wonderwall" en el cálido crepúsculo agridulce atardecer de esos días. Había caminado frente su casa, frente la casa de los Reeds, frente a la ventana llena de recuerdos y flashbacks, donde las escenas se carcomieron por un dolor silencioso. Atravesó el parque, el viejo árbol que a sus quinces dejaba muchas marcas con sus manos "Violett", "pertenece a Viollet" y "Carpe diem", aun las conservaba.

Caminaba con recuerdos atravesados en su garganta, sentía que sus sentidos se volvían cada vez más vivos, volvían desde el fondo de su abandonada personalidad, desde Violett. Cada paso mataba, aniquilaba, asesinaba pausadamente su metamorfosis; los alias desaparecían, se desvanecían en el vaho que salía de su boca, no la de "Nina" un personaje muy bien formado a través de su metamorfosis que había derrumbado esa sonrisa divertida.

Su pulso aumentaba, florecía bajo su piel sin vida... Su corazón renacía, bombeaba una sustancia que conmovía a Violett a volver imaginariamente a la vida. Llegó al lugar no esperado, donde las puertas siempre están abiertas. Entró y "la vida" se había apoderado de su mente, la había secuestrado, hasta su corazón se encontraba atrapado. Yacía en medio del cementerio, cuando supo que tenía que visitar a alguien... "Emily Reeds" solo su nombre pudo visualizar y comprendió que había valido la pena la confusión, que valía la pena haber dejado de sentir el frío sereno de la noche en su piel por ella, que el tiempo siguiera conrriendo para Emily y no para ella...

"La tierra y el cemento aún están frescos, se puede ver. Almenos pudo tomarse más de 1,000 fotos con su hijo mientras se graduaba, pasó mucho tiempo con Rob sin moretes en la cara, sin un ebrio que soportar todas las noches. Pudo desperdiciar su tiempo sonriéndole a las flores de su jardín con sus dos ojos sin moretes que estropearían su bonita sonrisa. "

Violett dejó uno de sus tulipanes púrpuras sobre la lápida y fue donde tenía que ir, donde se encontraría, donde tendría un espejo frente a sus ojos para verse viva.

"Aquí es" ocupó sus manos sin tacto para desenterrarse, sacándo cada piedra. en ese entonces no usaban cemento, era demasiado costoso. "Listo, solo tengo que abrir esta cárcel" abrió el ataud con emoción y ahí estaba como ella lo esperaba "La Violett de carne y hueso" con una sonrisa en los labios. impresionante ¿no? ¿escalofriante? No, mejor dicho conmovedor... se miraba y recontramiraba, sí era ella. sin cambiar, su esencia la matenía igual, esa esencia de heroína que dejaba ver su tono rosa de las mejillas.

"Como si todo pasó ayer, me miro igual que ese día. ¿por qué? Ya pasó mucho tiempo, es extraño." tal vez su sonrisa estaba marcada por el lapíz labial de la gratitud.
Se tuvo en sus brazos, se abrazó y analizó las cosas. 17, solo eran 17 años, sin problemas, sí habían Odiseas, pero no tragedias griegas. Sin embargo su parte muerta conservaba la sonrisa de aquellos días...

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