Proyecto de Miembros de adictos a la escritura de Septiembre: La rosa que renació

Acá comparto con ustedes mi mini relato, espero les guste y que comenten qué les parece...

La Rosa que Renació



La noche no había sido muy buena compañía ese día. Rose había preferido sentarse bajo un viejo y fuerte roble que seguir caminando en busca de algo que no encontraría en una sola noche. Se había decepcionado de haber salido de su nuevo hogar. Deseaba tanto poder dormir aunque fuese un poco, pero no quería que otro insecto se colara en el hueco de su pecho mientras dormía, así que prefirió dialogar con la noche y disfrutar de sus atributos. La luna traviesa dejaba pasar sus rayos de luz a través de las ramas de los árboles, brindándole a Rose un poco de gusto a su oscuro panorama. Uno de los rayos se posó sobre una flor, logrando captar la atención de Rose.
Hace tiempo que yo…— dijo dibujando nostalgia en su rostro— no contemplaba una rosa.
Se acercó lentamente a la rosa, con sigilo, como si el solo verla le fuese a lastimar. Comenzó a gatear para aproximarse a la flor. De pronto la flor se había vuelto tan bella que su color parecía irradiar luz. Rose tenía frente a sus ojos la rosa, la contempló con todo el amor que tenía escondido en su hueco, que un día no tan lejano resguardaba un corazón.
Tocó con uno de sus frágiles y decrépitos dedos el suave pétalo de rosa, e instantáneamente un alud de recuerdos que había dejado olvidados en su tumba cayó sobre ella.
De pronto la noche se había vuelto día, ella tenía de nuevo su corazón en su pecho y sus mejillas se habían llenado de color, la rosa ya no era resaltada por el brillo de la luna sino por el peculiar brillo del sol, y con ella se encontraban girasoles y tulipanes dibujando un paisaje sobrenatural a su alrededor. Su alrededor repentinamente se volvía vivo. También esa escena se había llenado de sonidos y voces que ya conocía.
—¿Puedo llevarme esta rosa, mamá? — decía la que en un tiempo había sido Rose. — Sabes que me gustan mucho tus flores y quiero especialmente esta.
—Y ¿se puede saber para qué la quieres? — dijo la madre de Rose que había despertado sentimientos que revoloteaban dentro de su pecho sin corazón.

—Para hacer un cuadro, quiero enmarcarla — dijo sonriendo.
Salió de casa, emocionada esperando que el futuro siempre estuviera ahí vigilando por su llegada. Ansiosa por enmarcar la rosa, había tomado el primer autobús aun con la sonrisa en su cara.
La desafortunada de Rose no se había dado cuenta que aún tenía lágrimas, y había dejado escapar unas cuántas, al verse a ella en un pasado que parecía ser intocable en su vida.
Con la rosa de su presente entre las manos, recordaba aquel pasado que había sido plagado y había sido cortado, volviéndolo un presente sin movimiento.
El autobús iba con la mayor tranquilidad, Rose creía ir también de la misma manera, hasta que dos tipos se encargaron de volver esa tranquilidad en debilidad.
—Dos tipos se subieron al autobús, ambos con un arma en la mano. Gritaron que querían todo lo que anduviéramos. Yo me quedé inmóvil, casi sin respirar, con el corazón tenso y con un nudo en el estómago— decía Rose entre susurros herida por las imágenes que venían e iban de aquí para allá en su mente. — Uno de ellos me apuntó con el arma…
Sus palabras se acortaron al escuchar el ensordecedor ruido. "No traigo nada, solo traigo esta rosa… si la quieres te la doy, es lo único que traigo conmigo" había dicho aquel día tumbador. Y luego el sonido de un ¡bum! Había acabado con sueños, planes, pinturas sin pintar aún, letras sin ser escritas con sus larguiruchos dedos, palabras que tenía guardadas desde hace mucho sin poder decir.
Un tiempo después había abierto los ojos a un nuevo mundo, al que la habían empujado los dos tipos extraños, sin cara que todo mundo, tomando en cuenta los policías prefieren evadir. A los que prefieren borrarles las caras, para no engendrar miedo a los demás.
Un ¡Bum! había borrado la tranquilidad  arrojándola en un abismo de corrupción.
Solo la rosa de ese día había podido ver con claridad los rostros de los extraños. Había caído de entre los dedos de Rose en un charco que no era solamente de sangre sino, de una futura nostalgia, impotencia, tristeza que no solo la familia de Rose cargaría, sino ella misma justo en esta noche que la luna desea brillar y esclarecer los recuerdos de Rose.
La noche se había vuelto un insípido manjar de tristezas envuelta de una belleza natural que Rose había preferido evadir.
Tocó el hueco donde el ¡bum! había entrado y recordó el camino que debía de tomar, se puso de pie dejando tirada la rosa en medio del frío césped.

Hearstopper

Prologo

Conocí el amor un día de otoño en el que las hojas caían con ligereza y suavidad. No creí conocerlo de esa manera, pero ahí apareció, en frente de mí con la mano extendida. ¨Mucho gusto de conocerte¨ le dije yo al Amor.

Me mostró sus verdaderos sentimientos, lo que él hacía con lo demás y me lo enseñó por medio de una persona. Una persona que estaba muy lejos para mí, de mostrarme el amor de verdad. Daniel, ese era su nombre, el nombre de la marioneta del Amor que había ocupado para enseñarme que de verdad existía.

Esa tarde me di cuenta de que el Amor no está unicamente para una cosa, que siempre anda ahí para todos.
Daniel, tenía la cara llena de cariño, sus ojos que alguna vez fueron repudiables, se volvían de repente llenos de un resplandor que emanaba amor. Su rostro de repente me pareció atractivo, un atractivo que mi corazón aceptó como cariño puro. Mi corazón, repentinamente se volvía complice de esa escena que no era para nada romántica, per sí muy llena de amor.

-Te quiero.- dijo Daniel con la mayor sinceridad que podía usar, sus labios temblaban porque trataba de esconder sus lágrimas.- Nunca vuelvas a irte.- dejó salir de sus labios que antes insípidos para mí, ahora se llenaban de color y sentido.

Mis manos se helaban, mi corazón se agitaba, por primera vez conocía su lado blanco. Al escuchar esas palabras supe que no se irían con el viento y se perderían en el vacío, porque esas palabras las pensó desde el principio, desde el comienzo de su existencia.

El Amor me miró sonriente y me dijo: te lo dije, algún día sabrías cómo trabajo... no todo es lo que parece.
Yo no le respondí nada, porque Daniel inundaba toda mi realidad.

Daniel extendió su mano y ella la tomó y abrazó con la suya, llena de lágrimas que cubrían su rostro. Los vi más juntos que nunca. El Amor les había unido a ellos desde el principio, los enlazó en medio de un ambiente mágico en el que se comparte amor y sangre con un ser. Los enlazó en medio de un vientre que ambos dos supieron compartir sin pelearse.

Entonces vi como dos rostros iguales dejaban escapar unas cuántas gotas de agua por sus mejillas.

-Daniela- dijo Daniel abrazándole.- nunca me vuelvas a hacer algo parecido.

Dos corazones latiendo en sintonía, me explicaban claramente que hay lazos que sobrepasan lo humano.
Los mellizos se encontaban de nuevo en un abrazo infinito, después de una fría separación que la muerte había intentado hacer.

Jamás olvidaré que conocí el amor con Daniel y Daniela. Su lazo me animó a confiar que el Amor trabaja con calidad y eficiencia.

-Mi dulce copia.- susurró Daniel.

Yo solo les contemplé con el corazón hinchado de ternura.